A cualquier precio

Tanto el director como el guionista de A cualquier precio han reunido su poca experiencia y sus pocos medios económicos para llevar adelante este proyecto. Y sin embargo, la película no consigue siquiera la ingenuidad o ese tono sincero que tiene lo amateur y que logra, a veces, la mirada compasiva de espectadores y crítica. Más bien, todo en conjunto, recuerda demasiado a un telefilm de mediodía, eso sí, de los mejores del género.

Resulta interesante mostrar en el mundo rural las ambiciones, corruptelas y competencias agresivas que habitualmente situamos en los lujosos despachos de Manhattan. Pero fuera del cambio de escenario, el guión no nos ofrece nada nuevo ni especialmente intrigante.

También es un logro importante el personaje protagonista y la madura e impresionante interpretación que de él hace Dennis Quaid. Es, con mucho, lo mejor de la película, pero él sólo nada puede hacer con un guión tan pobre y, en especial, con sus ineficaces contrapuntos. Su hijo pequeño, el antagonista lógico, se revela en seguida como un niñato esquizoide y caprichoso que no logra ni trasmitir lástima, dado el poco entusiasmo con el que Zac Efron lo interpreta. Y tampoco se saca partido de la posible tensión entre la esposa y la amante de Henry, apática una y muy tópica la otra.

Toda la historia avanza de un modo lento, pero en absoluto profundo o contemplativo, sólo roto por las poco espectaculares carreras de coches o las explícitas y vulgares escenas de sexo.

Firma: Esther Rodríguez