El acoso escolar es un problema que, a pesar de ser antiguo, se ha visto agravado por la irrupción de internet y las TIC entre los menores. Algunos estudios, como el recientemente presentado por Vodafone a través de la campaña #BeStrong (que venía acompañado de los emoticonos específicamente diseñados para mostrar apoyo a las víctimas), vienen a ofrecer cifras que pueden dar a entender que el problema en España, comparado con otros países, no es tan grave.
Pero nada más lejos de la realidad ya que se trata de menores que, en mayor o menor grado, se ven afectados por el acoso a través de las pantallas y que, en su mayoría, lo padecen en soledad, sin llegar a recurrir a la ayuda de padres, profesores o compañeros. Suelen salir a la luz solo aquellos casos más extremos o sus drásticas consecuencias y, en cambio, una gran mayoría sigue silenciada, con la complicidad indirecta de quienes no hacen nada por evitarlo.
En este grupo se encuentran, principalmente, aquellos centros educativos que achacan estas conductas a chiquilladas, bromas o cosas de críos y tienden a restar importancia a este asunto, en parte por miedo a la imagen que del centro pueda trascender. Precisamente, aquí es donde debería darse la vuelta a la situación actual. Los centros educativos deben tomar la iniciativa con medidas proactivas de prevención que, a la vez, ayuden a crear un clima de compañerismo, fomentando la empatía y la buena convivencia, tanto presencial como digital, entre los alumnos.
No basta con estar preparados para reaccionar por si un caso sale a la luz y aplicar convenientemente los protocolos de intervención. Los educadores deben implicarse a todos los efectos con el fin de propiciar un uso responsable de internet entre los alumnos. Saber y enseñar a ponerse en el lugar de la víctima ayuda a evitar actitudes que pueden dar lugar a los acosos.
En este sentido, una iniciativa surgida en Finlandia que ha tenido un enorme éxito y que ya se está implantando en otros países es el programa KiVa, mediante el cual se tratan estos temas en 20 clases durante su currículum académico.
También, el Programa de Educación Audiovisual de la Fundación Aprender a Mirar organiza sesiones informativas para padres y profesores, talleres para alumnos y ofrece unas pautas de prevención que pueden aplicarse en los centros. Estos servicios pueden contratarse o solicitar información a través de info@fundacionaprenderamirar.org o llamando al 93 488 17 57.
Erróneamente estas conductas tienden a tratarse centrándose solo en la víctima y los acosadores que, en muchas ocasiones, ni siquiera son conscientes de las consecuencias de sus actos (el 75% no se considera a sí mismo un acosador y no percibe como grave el efecto que pueda tener sobre la persona afectada).
Sin embargo, estas medidas deben orientarse también hacia los espectadores, un rol que con el ciberbullying cobra especial importancia. Los espectadores o testigos son los compañeros de clase y otros usuarios que, al ver una acción en contra de alguien, deberían tomar partido posicionándose naturalmente del lado de la víctima y no reaccionar de un modo pasivo. No vale el “esto no va conmigo”, el “reír las gracias”, ya que un simple “me gusta” o compartir una foto o vídeo comprometedor para alguien que ni siquiera conozcamos puede contribuir negativamente en el estado de ánimo y la autoestima de la víctima.
Estas actitudes deben dar paso a ejercicios como preguntarse “¿cómo me sentiría si esto me lo hicieran a mí?”. Los alumnos pueden y deben aprender a ponerse en el lugar del otro, a ser conscientes y consecuentes con sus acciones. También tienen que apoyar a la víctima, evitando que se sienta sola y desplazada. Una muestra de la importancia de esto es la iniciativa Words Can Save.
A continuación referenciamos otras iniciativas y recursos que pueden servir para tratar este tema:
-El libro Bajo mi piel de Nidia Represa está basado en sus vivencias como víctima de ciberacoso. Ofrece la posibilidad de reflexionar sobre el tema a los educadores y de él se pueden extraer aspectos para trabajar en clase. También da luces sobre cómo reaccionar y ayudar a superar los acosos a otras posibles víctimas.
-Destaca también en este sentido la herramienta ReThink, una App diseñada por una niña india de 15 años que se instala en los smartphones y tablets a modo de teclado. Bloquea los mensajes detectados como ofensivos y da así la opción de “pensárselo dos veces” antes de enviar. Se evita la impulsividad propia de los menores.
-Otra actividad adecuada es el videojuego educativo Digital Compass que acaba de publicarse traducido al español. En él se plantean multitud de situaciones para que los alumnos interactúen y tomen sus propias decisiones, aprendiendo las consecuencias de sus actos en la red.
-Por otro lado, Atresmedia está preparando un nuevo programa con Pedro García Aguado que se llamará Cazadores de Trolls, cuya finalidad es la de ayudar a víctimas de ciberacoso e identificar a los acosadores para hacerles recapacitar.
Firma: Álex Estébanez