Es inevitable entrar en el mes de mayo y no asociar este acontecimiento con la explosión de la naturaleza. Sol, flores, gente en la calle, en las terrazas, en la playa… todo nos lleva a una sensación parecida a un renacimiento. Salimos del frío y la oscuridad para lanzarnos a absorber los rayos del sol, con su luz y su calor natural.
Y, en nuestro caso, también es inevitable que aprovechemos la ocasión para relanzar el mensaje que nos define en cada una de nuestras actividades. Las pantallas deben convivir en equilibrio con nuestro quehacer cotidiano. Y, quizá, en este tiempo primaveral se hace más patente aquello que nos perdemos por estar más pendientes de lo que sucede en un mundo al que nunca llega el sol.
En esta edición de Contraste hablamos de la seguridad en la red, con algunos consejos para establecer las bases conversando con nuestros hijos, pero siempre pendientes de que los primeros somos nosotros. Madres, padres y todas aquellas personas que ejercemos la tarea de educar debemos preguntarnos y revisar nuestra relación con las pantallas y actuar de forma segura y responsable. Para poner luz en este tema, el 18 de mayo tendrá lugar un seminario web donde lo abordaremos con especialistas.
El móvil no es un juguete
Por otro lado, en mayo la Fundación Aprender a Mirar y la Asociación de Consumidores lanzan la campaña #ElMovilNoEsUnJuguete con la finalidad de sensibilizar e informar sobre los riesgos y las consecuencias del uso de las pantallas en edades tempranas. Es un tema ya demostrado que los primeros años de vida el cerebro aprende de forma analógica y las interacciones con la tecnología deben ser las mínimas.
Además, esta campaña resurge con fuerza en las temporadas en las que los regalos cobran una especial relevancia. Verano, Navidad o primavera, con sus diferentes celebraciones, suelen ser una ocasión para obsequiar a los más pequeños con un dispositivo móvil. Sin embargo, el teléfono o la tablet, a pesar de sus posibilidades, nunca pueden competir con todo lo que les aporta el juego analógico. Y, sobre todo, nunca deben sustituir la atención y la compañía de los padres.
Os animamos a guardar las pantallas con la ropa de invierno, a reinventar nuestros juegos en familia y a salir al sol del mundo real.