Como psicólogo e investigador en el campo de la tecnología y el comportamiento humano, he dedicado gran parte de mi carrera a estudiar cómo los dispositivos digitales, especialmente los smartphones, están moldeando nuestra sociedad. En mi libro El efecto smartphone. Conectarse con sentido, abordo en profundidad esta temática que considero crucial para entender el mundo en el que vivimos.
Los smartphones se han convertido en una extensión de nosotros mismos. Como señalo en el libro, “el smartphone es la primera cosa que miramos al despertar y la última antes de dormir”. Esta omnipresencia tiene implicaciones profundas en nuestro comportamiento, relaciones sociales y salud mental.
La ubicuidad de estos dispositivos ha transformado radicalmente nuestra forma de comunicarnos, trabajar y entretenernos. Sin embargo, esta constante conexión también plantea desafíos significativos para nuestro bienestar psicológico y nuestra capacidad de estar presentes en el momento.
A nadie le es extraño ya saber qué algoritmos que impulsan nuestras aplicaciones están diseñados para captar y retener nuestra atención. Estos sistemas utilizan principios de psicología conductual para mantenernos enganchados, aprovechando nuestros sesgos cognitivos y emocionales y, lo que es más importante, lo hacen bien, puesto que siendo consciente de ello la mayoría de nosotros no hacemos casi nada por evitarlo.
Las apps ofrecen contenido hiperpersonalizado, creando la ilusión de que están diseñadas específicamente para nosotros. Sin embargo, “esta personalización extrema puede encerrarnos en burbujas de filtro. Es decir creyendo que estamos en comunicación con el mundo lo estamos en realidad con un pequeño grupo de personas que piensan igual que nosotros, limitando nuestra exposición a ideas diversas y reforzando nuestros sesgos preexistentes”.
Esta personalización, aunque aparentemente beneficiosa, tiene consecuencias no deseadas. Limita nuestra exposición a perspectivas diferentes y contribuye a la polarización social y política que observamos en la actualidad.
Los smartphones y sus aplicaciones están diseñados para activar el sistema de recompensa de nuestro cerebro. Cada notificación, cada like, cada mensaje, libera pequeñas dosis de dopamina que nos hacen sentir bien momentáneamente.
Este ciclo de recompensa intermitente es altamente adictivo y puede llevar a un uso compulsivo del dispositivo. Últimamente se están poniendo de moda las “dietas de dopamina”, infórmate y verás que beneficia tu salud más de lo que crees.
A lo largo de mi investigación, he observado cómo el uso excesivo de smartphones puede tener consecuencias negativas en nuestra salud mental y física. En El efecto smartphone, detallo estos impactos:
A pesar de estos desafíos, creo firmemente que los smartphones son herramientas poderosas si los usamos con conciencia. Algunas estrategias que podemos utilizar en nosotros mismos y también con nuestras familias:
No se trata de demonizar la tecnología, sino de aprender a utilizarla de manera que enriquezca nuestras vidas sin comprometer nuestro bienestar. Invito a todos a reflexionar sobre su relación con los dispositivos móviles y a buscar un equilibrio saludable en la era digital. El futuro de nuestra interacción con la tecnología está en nuestras manos.
Como sociedad, tenemos la responsabilidad de moldear este futuro de manera consciente y ética, aprovechando los beneficios de la innovación mientras protegemos nuestra salud mental y nuestras relaciones humanas.
En última instancia, el smartphone es una herramienta poderosa, pero depende de nosotros decidir cómo la utilizamos. Con conciencia, educación y un enfoque equilibrado, podemos aprovechar todo lo que la tecnología tiene para ofrecer sin caer en sus trampas y más cuando la Inteligencia Artificial va a permitir una práctica personalización de los algoritmos para cada uno de nosotros.
El desafío, como en tantos otros ámbitos, está en mantener nuestra humanidad y conexiones reales en un mundo cada vez más digital.
Firma: Dr. Manuel Armayones Ruiz
Coordinador del Grupo de Investigación Behavioural Design Lab del eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)