El ciberbullying se ha convertido en los últimos años en uno de los problemas más complejos para la docencia de los centros educativos. La velocidad, la ausencia de límites y el medio digital en el que se produce, conllevan muchas incógnitas acerca de cómo y hasta dónde pueden actuar las escuelas.
Es por ello que, en Contraste, hablamos anteriormente de buenas prácticas que pueden llevar a cabo las distintas instituciones educativas para prevenir el ciberacoso. No obstante, este tipo de herramientas deberían ser complementarias a un trabajo más fundamental. ¿Pero qué cometido es ese? En este artículo os lo presentamos.
Para poder hay que querer…
Habitualmente, para educar a los niños y niñas en la prevención del ciberacoso partimos de “lo que está bien y mal”, es decir, ponemos el foco en sus valores morales. Pese a que resulta un muy buen punto de partida para la educación del alumnado, cabe decir que no siempre se llega hasta el final.
En un inicio, la moralidad de los niños y niñas se desarrolla pasando por la obediencia de las enseñanzas de las personas adultas, la evitación del castigo por los malos comportamientos y la voluntad de no defraudar al entorno más cercano. Y es gracias al trabajo de las familias y el personal docente que el desarrollo moral de la mayoría de los/las estudiantes llega hasta este punto.
No obstante, este sentido de la moralidad no implica que los niños y niñas quieran tener comportamientos apropiados, sino que se ven influenciados por el entorno, lo que supone un arma de doble filo dado que no todos los entornos cercanos a los y las estudiantes son positivos.
De hecho, es en parte debido a esos contextos más disruptivos que los y las adolescentes se ven involucrados y participan en burlas, amenazas, exclusiones, suplantaciones y otras conductas propias del ciberbullying. Asimismo, si una persona puede hacer todo esto de forma anónima “¿quién me va a reprochar nada?”
Por lo tanto, para prevenir el ciberacoso es necesario dar un paso más en la educación del desarrollo moral del alumnado, generando que éste quiera hacer un uso adecuado de las pantallas por voluntad propia, a través de la adquisición de principios éticos propios. Así pues, para conseguir que los y las estudiantes quieran tener un comportamiento adecuado en las redes sociales, os proponemos las siguientes recomendaciones:
- Crear actividades que permitan adoptar distintos roles. Todo lo que tiene que ver con ponerse en el lugar del otro ayuda a que una persona avance en su desarrollo moral. Así pues, a través de actividades que permitan conocer los roles de agresor, víctima y espectador puede potenciar que el alumnado decida cómo quiere influir en los demás.
- Trabajar a partir de dilemas morales. A veces nos encontramos en situaciones en las que una persona tiene que debatirse entre diversas tesituras morales en conflicto, ninguna de las cuales anula a la otra. Exponer a los y las estudiantes a diferentes tipos de conflictos es una de las estrategias más eficaces para incentivar su voluntad de elección y acción en torno a las demás personas.
- Apoyar al alumnado en la configuración de su círculo de amistades. El entorno social de chicos y chicas puede resultar una influencia positiva o negativa para el desarrollo de la propia ética. Ello implica que, pese al trabajo realizado desde las aulas, si en el círculo de amistades se normalizan y apoyan comportamientos como las burlas, las amenazas o las extorsiones, al estudiante le va a costar más imponer sus propios principios morales (y por lo tanto, evitar participar en situaciones de ciberbullying).
Así pues, desde la escuela se les puede ayudar a escoger su grupo de amigos/as, aprendiendo a reconocer las propias necesidades que debe cubrir un compañero/a y a identificar qué personas pueden hacerlo.
… aunque querer no siempre es suficiente
En el caso de conseguir que el alumnado quiera por sí mismo tener comportamientos adecuados y, en términos de bienestar digital, quiera prevenir y actuar contra el ciberbullying, podríamos darnos por satisfechos. Sin embargo, querer no es suficiente para hacer un buen uso de las pantallas, sino que hay que dar un paso más allá y educar a los y las adolescentes en el cómo hacerlo.
Con este propósito, la Fundación Aprender a Mirar y la Associació de Consumidors de Mitjans Audiovisuals de Catalunya ofrecen el Programa de Educación Audiovisual (PEA) para dotar al alumnado de herramientas para hacer un buen uso de las pantallas y prevenir y actuar contra el ciberbullying, entre otros contenidos.
Además, de forma complementaria a este recurso fundamental, en este artículo os proponemos trabajar con vuestro alumnado cuatro habilidades personales para favorecer la prevención y actuación contra el ciberacoso. Las vemos a continuación:
- Inteligencia emocional. Se trata de la capacidad de reconocer las propias emociones y las de los demás, e identificar cómo nos influyen. Un buen desarrollo de esta competencia puede favorecer el buen trato hacia los demás en el entorno digital.
- Comunicación. Más allá de ser conscientes de nuestras propias emociones y las de los demás, es importante tener en cuenta que aquello que decimos y el cómo, puede generar emociones (más agradables o menos) en otras personas, provocando así un potencial conflicto. Es por ello que se hace sumamente importante enseñar al alumnado destrezas para comunicarse con las pantallas como el vocabulario, el uso de emoticonos, de conectores, etc.
- Resolución de conflictos. Es habitual que de vez en cuando surja algún tipo de conflicto entre el alumnado. Para reducir el riesgo de que el conflicto se traspase al entorno digital (mediante memes, comentarios despectivos en redes sociales…), es importante dotar a los niños y niñas de estrategias de resolución de conflictos.
En resumen, para prevenir situaciones de ciberbullying en las aulas, es fundamental favorecer el desarrollo moral del alumnado para que quiera hacer un buen uso de las pantallas por voluntad propia, y dotarlo de herramientas para saber cómo manejarse correctamente dentro del entorno digital.
Firma: Àlex Gili. Psicólogo proyecto KOA Tecnología