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No, querida Chanel. Cuando una niña se sexualiza, a menudo no hace lo que le da la gana.
08/06/2022
Cuando voy a los institutos y hablo con chicas, algunas me cuentan que son feministas y que están empoderadas. Entonces les pregunto qué significa para ellas ser feministas. La respuesta mayoritaria suele ser: «Que puedo ir vestida como quiero».
No sé a ti, pero a mí me causa perplejidad. En primer lugar, porque es obvio que el feminismo va mucho más allá de algo tan simple. Ellas, sin embargo, ven como una liberación el hecho de poder vestir como quieren. Yo lo que me pregunto es si realmente son libres cuando eligen su modo de vestir. Es posible que el mero acto de vestirse sea libre, pero creo que su elección está bastante condicionada por los modelos que tienen a su alrededor.
Los referentes que la «petan» en los programas, series y redes sociales están hipersexualizados y suelen presentarnos mujeres que, tras un aparente discurso feminista, usan su cuerpo para conseguir likes, fama o dinero. El problema surge cuando las jóvenes se lo creen ignorando la relación directa de la hipersexualización con el aumento de la práctica de conductas de riesgo, el incremento de fragilidades contemporáneas o la elección de parejas tóxicas.
Espectáculo, medios y haters
Uno de los ejemplos de falso feminismo más visible y de mucha actualidad está relacionado con el revuelo causado por la letra y la interpretación de la canción Slomo que nos ha representado este año en Eurovisión. Sin menoscabo de la incuestionable calidad artística de la interprete y su duro trabajo para conseguir la puesta en escena, algunos sectores la denuncian por hipersexualización y machismo. Yo estoy de acuerdo y, además, creo que todo ello se agrava al contar con el beneplácito de una cadena pública como RTVE.
Por otro lado, su boom ha generado algo tan desafortunado cómo habitual en el entorno digital: una oleada de haters. En este caso, la artista se defiende de los insultos y aprovecha no sólo para justificar lo que hace, sino para relacionar su hipersexualización con el feminismo. De este modo, quizás sin ser consciente, nos sitúa a todos en el mismo saco: a los haters (aquellos que insultan) y a los críticos (los que cuestionamos el tipo de contenido que comparte).
No, Chanel. Eso no es feminismo.
Chanel afirma que el feminismo es hacer lo que le da la gana. ¿Esto incluye la hipersexualización? Si es así, debo contestarte: –No, querida Chanel. Cuando una niña se sexualiza a menudo no hace lo que le da la gana, sino que sigue un patrón que su entorno ha normalizado.
El debate va más allá de lo individual. Sexualizarse ni empodera ni es feminista y ¿sabéis por qué lo creo? Porque exponer a las chicas de forma continuada a este prototipo puede moverlas a autocosificarse, con la falsa creencia de que actuar así las «empodera». De hecho, la mayoría sienten que dominan a los chicos cuando son admiradas sexualmente por ellos. Pero se trata de un falso poder, porque al final resulta que “se empoderan” para ellos. ¿Este es el avance de la mujer del SXXI?
Creo que es preciso hablarles claro a nuestras jóvenes. Cuando profundizo más en las conversaciones que mantenemos, me doy cuenta de que muchas están confundidas y que se sienten presionadas en un entorno en el que un feminismo cada vez más en boga les vende que cosificarse las va a empoderar y, por si fuera poco, con unos estándares de belleza muy exigentes .
En conclusión, no juzguemos ni cuestionemos el talento de Chanel y respetemos sus decisiones. Ahora bien, no nos dejemos engañar, porque hay evidencias suficientes para demostrar que la hipersexualización de la mujer no empodera. No nos cansemos de fomentar el pensamiento crítico de las jóvenes, pues cada vez hay más personajes a los que admiran que crean líneas de pensamiento que no se sostienen pero que enganchan. Un envoltorio muy atractivo con un contenido dañino. Además, ser feminista va más allá de “hacer lo que me da la gana”. Yo prefiero hablar de libertad. Se trata de que con mi libertad pueda “hacer lo que me da la gana” y, además, sea bueno para mi y para los demás.
Firma: Anna Plans
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