Esta película, cruelmente necesaria, se basa en hechos reales que reconstruye con un discurso sonoro para apelar a la moral del espectador. Entre el documental y la ficción, es uno de los visionados más duros del año.
Ante la aparente insensibilidad de las personas con las imágenes de guerras y tragedias en vivo, Kaouther Ben Hania apuesta por configurar un ejemplo de cine compasivo. A través de un viaje emocional que como en su anterior película (Las cuatro hijas) mezcla realidad con ficción, la directora obliga al espectador no solo a mirar, sino a escuchar. De esta manera sensorial apela a la moral de la audiencia y denuncia la deshumanización consecuente del genocidio y las atrocidades contra los civiles palestinos.
La voz de Hind es un drama intenso, con tintes de thriller en momentos concretos, que avanza sin descanso en una única localización: la sede de la Media Luna Roja en Cisjordania. Basada en hechos reales, el sonido es lo primero que cobra protagonismo frente a una imagen borrosa. Y tiene todo el sentido del mundo puesto que, a lo largo de todo el metraje, son las llamadas de emergencia grabadas durante el 29 de enero de 2024 las que vertebran la historia. En ellas, la voz de la pequeña Hind, de tan solo seis años, es recuperada y utilizada como un grito de socorro. Este enfoque auditivo, con el que el temor de una niña queda evidenciado, resulta agónico, angustioso y demoledor.
El largometraje además recurre a los primeros planos para sacar provecho de las sobresalientes y honorables actuaciones, llenas de verdad, que muestran el sufrimiento de la situación a la que se exponen los voluntarios. Gracias a esas interpretaciones de todo el reparto, no solo se habla de la tragedia, sino que se retrata el arduo trabajo humanitario de esos profesionales y su frustración frente a los actos inhumanos y los impedimentos burocráticos. Y para reforzar este aspecto, Kaouther Ben Hania utiliza también grabaciones de aquel mismo día, registradas por el equipo, y las inserta dentro de la ficción a través de los dispositivos móviles de la propia ficción.
En conjunto, La voz de Hind nos recuerda que el cine también es un gran canal de difusión para visibilizar relatos con el fin de que no caigan en el olvido y lleguen a todo el mundo o, al menos, a aquellos que tienen voz para hacer algo. La participación de aclamados profesionales del séptimo arte y de la industria de Hollywood en la producción ejecutiva del film no hace más que atestiguar eso. Asimismo, no se puede eludir que la audiencia se encontrará con un difícil visionado, no apto para aquellos más sensibles, pero que no deja indiferente y es sumamente necesario.
Firma: Yoel González
El 29 de enero de 2024 los voluntarios de la Media Luna Roja reciben una llamada de emergencia. En la franja norte de Gaza, Hind Rajab, una niña de 6 años, se encuentra atrapada en un coche asediado por los tiroteos del ejército israelí y pide ayuda desesperadamente. Mientras, los voluntarios, que luchan por mantenerla en la línea y tranquilizarla, comienzan a mover todos los trámites necesarios para hacerle llegar una ambulancia.