Las personas amantes o seguidoras de las historias de Jane Austen o similares solo encontrarán un inconveniente: su corta duración.
A partir de una correspondencia que existió pero de la que se sabe poco, Gill Hornby escribió Miss Austen en 2020. Ahora llega a la pequeña pantalla una adaptación que recoge la ficticia relación de las hermanas Cassandra y Jane Austen y la sociedad en la que crecieron. Cuando Cassandra tiene la oportunidad de leer las cartas que Jane escribió a diferentes personas, la trama viaja al pasado común de la familia y muestra diferentes situaciones, algunas documentadas y otras inventadas para la ocasión.
Como en otras producciones relacionadas con las historias de Jane Austin, la ambientación dibuja los paisajes, los decorados, el vestuario y los modales de una época que nos resultan conocidos si hemos paseado por las páginas de Sentido y sensibilidad, Persuasión o Emma.
El guion destila ese aroma de la novelista británica y, durante cuatro deliciosos capítulos, se desarrolla la inventada pero creíble amistad que hubo entre las hermanas, Cassandra y Jane. Las circunstancias por las que ninguna de las dos contrajo matrimonio están bien traídas y ensalzan el compromiso, la lealtad, el sacrificio y el amor.
Por descontado, también ocupan un lugar importante –como en las diferentes novelas de Austen– el relegado puesto de las mujeres en la sociedad, la consabida herencia reservada al sexo masculino y las dificultades que debía enfrentar una mujer soltera y falta de recursos económicos. Denuncias que, sin resultar molestas, se plasman con la agudeza y vivacidad de las plumas inteligentes.
Al drama se suma discretamente el romance y un toque de expectación, curiosidad y comedia. La agradable narrativa de Miss Austen está adornada con inteligentes diálogos, también en este aspecto se hace honor a la escritora. Y, quizá, lo más novedoso y digno de agradecimiento es el retrato de Cassandra Austen. Un personaje que se consolida como la heroína de la serie, aún viviendo lo que muchos definirían una vida de segunda o de poca relevancia popular.
Firma: Mar Pons
Cassandra Austen recibe la terrible noticia de que Mr. Fowle está gravemente enfermo. Su hija, Isabella Fowle, se lo comunica en una carta en la que le exime de cualquier visita apremiante. Sin embargo, por la amistad que tenía con Eliza, la fallecida esposa de Fowle y madre de Isabella, Cassandra no duda en hacer la maleta.
Consolar a la futura huérfana es solo uno de los cometidos de Cassandra. Lo que realmente le apremia es localizar la correspondencia personal que su hermana Jane mantuvo con Eliza. Rescatar esas cartas es fundamental para proteger el legado y la intimidad de la familia Austen.