Jessica Alba y Gabrielle Union protagonizan una serie policial correcta, muy parecida a las de su género, pero satisfactoria como entretenimiento. Quizá no acierta en su tono, pero combina la acción y el humor de manera equilibrada.
El spin-off de Bad Boys es el prototipo de serie a las que nos tiene acostumbrados Jerry Bruckheimer (C.S.I., Sin rastro, Chase). Este título no dista mucho de cualquier otro policial que se haya visto antes en la pequeña pantalla, con la originalidad de que, esta vez, la pareja principal que resuelve crímenes son dos mujeres.
Cuenta con un reparto muy solvente, una buena producción técnica y una trama interesante, pero se mantiene en un punto medio que es a la vez su virtud y su defecto. Es un punto a favor que haya decidido no correr riesgos, porque así ha evitado meter la pata y que pueda considerarse mala. Pero, a la vez, es su mayor lastra, ya que es la razón de que se parezca en exceso a otras propuestas de su género y no aporte nada diferente.
Una de las características que pueden desequilibrar la balanza en su contra, cuando se trata de complacer a los amantes de la acción, es el tono que emplea. La historia se plantea, a priori, con acierto, pero no alcanza la suficiente frialdad y seriedad, pues se introduce un componente melodramático que adquiere bastante protagonismo y a veces es un poco pasteloso. Eso resta formalidad a lo procedimental y puede molestar a los puristas. Aunque, por otro lado, es también una oportunidad de acercar el producto a los aficionados a relatos más ligeros.
No se salva tampoco de los múltiples tópicos (algunos feministas, en un intento de empoderar a la mujer) que impregnan el guion, pero es capaz de equilibrar las bromas y los disparos. Las explosiones se intercalan con toques de humor que aligeran la tensión. Y por supuesto, sus personajes son previsiblemente imperfectos, con sus errores y sus aparentemente complejas vidas personales, que dejan claro que no pretenden ser superhéroes.
El gran problema que ha tenido la creación de Margolis y Sonnier ha sido su repentina cancelación. La segunda temporada arrancaba más enérgica que la primera y parecía que dispuesta a corregir sus errores. El final la predisponía para seguir despegando en la tercera, pero, lamentablemente, no ha renovado y la audiencia se quedará sin la posibilidad de ver cómo alcanza su máximo potencial, pues le han cortado las alas mientras intentaba alzar el vuelo.
Básicamente, L.A.’s finest es una oferta que está bien pero que ya hemos visto muchas otras veces. No obstante, si uno busca varios capítulos con casos entretenidos y algún chiste divertido para disfrutar un rato, esta elección cubrirá satisfactoriamente las expectativas.
Firma: Patricia Amat
Spin-off de la franquicia Bad Boys, centrada en la nueva vida de Sydney Burnett. Tras haber estado en el cuerpo antidroga, la joven se muda a Los Ángeles para rehacer su vida. Ahí, entra a formar parte del departamento de policía junto con Nancy McKenna.
