Que si las pantallas nos perjudican, que si se nos va la vida en ellas, que si los jóvenes son una generación perdida, etc. Son muchos los comentarios recurrentes que critican las tecnologías, pero lo cierto es que se pueden incluir en nuestro día a día de forma sana y sin que excluyan otras de las múltiples actividades esenciales de nuestra rutina. Lejos de una visión catastrofista, conozcamos con qué tratamos y trabajemos por una práctica responsable.
Con el revuelo de las emisiones en diferido y a gusto de consumidor, se ha dado un aumento exponencial del tiempo de consumo audiovisual y una bajada de alternativas de ocio. Las plataformas de contenidos a la carta han cambiado drásticamente el paradigma del tiempo en nuestras vidas. Ahora, nuestro horario de consumo no depende de la programación establecida por las cadenas de televisión, sino que somos nosotros mismos quienes decidimos qué y cuándo consumir este contenido audiovisual. Y, muchas veces, este amplio rango de posibilidades hace que las personas consumidoras decidamos abusivamente y sin conciliación.
A menudo, el tiempo de ocio es sinónimo de mirar la última temporada de la serie que hacía meses que esperábamos o hacer maratones que duran noches o fines de semana enteros. Cuando incrementamos las horas de consumo de series o de utilizar el móvil, reducimos el cultivo de hobbies o de tiempo de descanso, de familia, de amistades e incluso el dedicado a tener cuidado de nosotros mismos.
Además de esta consecuencia, este consumo descontrolado tiene riesgos tanto para nuestras relaciones como para nuestro cerebro. Desde la Asociación de Consumidores de Medios Audiovisuales de Cataluña, se ha estudiado cómo afecta el abuso de las pantallas.
Está demostrado científicamente que más de dos horas seguidas de consumo de pantallas provoca que nuestro cerebro se canse y se debilite. Además, con el uso continuado de las pantallas, este se acostumbra a la satisfacción rápida y nos lleva a aislarnos socialmente. Asimismo, se dan otros posibles riesgos y consecuencias relacionadas con la calidad del sueño y la capacidad de concentración, entre otras.
Y entonces, ¿qué herramientas tenemos a nuestro alcance para gestionar bien el tiempo empleado en pantallas?
Por un lado, si tenemos hijos menores de edad, es necesario establecer y pactar los horarios. Un instrumento eficaz es el contrato de uso responsable, disponible en la página web de la Asociación (consumidorsaudiovisuals.cat). Pero, tanto si queremos educar a nuestras hijas e hijos, como si queremos encontrar el equilibro personal, lo primero y más importante es el autocontrol y el ejemplo. Es necesario hacer autoexamen y lograr un bienestar que facilite el equilibrio de actividades en familia y amistades.
Te preguntarás “¿Cómo hago este autoexamen?”. Pues bien, a través de la campaña #LiveYourRealLife, la Asociación llama a la acción y a la conciencia del tiempo dedicado en el mundo virtual. Primero encontramos el #TecnoTest, que nos sensibiliza sobre nuestro nivel de adicción al móvil. Con el #TestEnSerie abriremos los ojos frente a los excesos en el consumo de ficción seriada. Y por último, también, podemos ponernos a prueba con el #EcoTest, una ayuda para devolver las pantallas a su sitio después del aumento de consumo que se produjo durante el confinamiento.
Así pues, ¿cuáles son las pasos más importantes a la hora de gestionar eficazmente las pantallas en el ámbito familiar? A continuación daremos una serie de consejos prácticos y fácilmente aplicables en nuestro día a día:
Y tú, como persona consumidora, ¿cómo piensas que podemos conseguir un tiempo de ocio audiovisual más saludable? ¿Qué acciones estás realizando y cuál es el efecto en la conciliación personal y familiar? Te animamos a contarnos tu parecer sobre el tiempo dedicado a las pantallas a través de los comentarios en nuestras redes sociales o contactando directamente con el equipo de la Asociación.
Firma: Estefanía González