Zapeando

Desde la cancelación de Sé lo que hicisteis, la sobremesa de LaSexta se ha convertido en una franja poco ambicionada por la audiencia. Además, después de varios intentos, ningún programa de crítica televisiva ha conseguido igualar, en calidad y en seguidores, al espacio de zapeo analítico encabezado por Ángel Martín y Patricia Conde. Zapeando no es una excepción.

Se debe contar con el hecho de que algunas cadenas que no forman parte del grupo Atresmedia, entre ellas Telecinco, han prohibido expresamente al programa emitir imágenes de sus contenidos. Esta prohibición genera, entre otras, dos devastadoras consecuencias: el material que queda para el análisis es residual y los productos del grupo se promocionan a discreción.

A simple vista, ya se pueden detectar algunos abusos que convierten el programa en un espacio débil y sin personalidad. Uno de ellos es el exceso de secciones: incontables, repetitivas y, quizá, ya vistas en otros lugares. Lo mismo ocurre con los colaboradores. Cada uno trae sus fobias, sus ídolos y sus delirios entorno a los contenidos audiovisuales con la intención de que el espectador empalice con las más banales sugerencias.

A todo lo anterior, se añade un guión poco atrevido cuyo desarrollo se deja a merced de los ánimos del presentador y los colaboradores y al arbitrio de las capacidades de sus invitados. Por lo tanto, el resultado de cada entrega es desigual y, a veces, imprevisible.

Los contenidos seleccionados, como ya se ha dicho, son banales; en ocasiones, hasta pueden resultar molestos; muchas veces, tendenciosos y casi nunca, positivos. A esta recopilación se le suma un análisis (más bien, observación personal) poco productivo. Por tanto, el espacio carece de interés a pesar de que se vislumbre ingenio en algunos colaboradores y un saber hacer en el presentador.

Firma: Mar Pons