Hay varias formas de afrontar un análisis televisivo. En este caso y por la multitud de palabras que se han malgastado en internet para hablar sobre Juego de tronos, nos decantamos por el menos comercial, el más crítico y, esperemos, el que pueda ser de utilidad para aquellas personas que quieran conocer el fondo de la serie. Y no nos referimos a los entresijos de un argumento prolífico en tramas y personajes, sino al fondo de uno de los títulos más aclamados en los últimos tiempos por la audiencia y por la crítica mundial.
Pasaremos velozmente por la factura visual que, como todos sabemos, es brillante y rica en efectos, vestuario y ambientación. Claro que con un presupuesto de 10 millones de dólares (por cada capítulo de la sexta temporada) hasta Torrente olería bien. Tampoco añadiremos nada nuevo sobre la espléndida banda sonora, el elenco de actores que interpretan con resolución sus excéntricos papeles, ni sobre la fotografía, iluminación y demás componentes técnicos o artísticos que, a pesar de algunos gazapos, son excelentes.
Empezamos por centrarnos en quizá uno de los inconvenientes que dan un ritmo irregular a la historia: la amplitud de tramas y personajes. Como es del todo imposible mantener la misma intensidad en toda la ramificación que entreteje Juego de tronos, el espectador se encuentra en un guión que va y viene, de una historia a otra, de un personaje a otro, y la acción a veces explota y otras hiberna. Para seguir la serie hay que estar dispuestos a tragar una de cal y otra de arena.
Otro posible obstáculo es la impunidad de un género, el fantástico, en el que todo es posible. En el mundo de los Siete reinos, donde las estaciones duran décadas, los que mueren pueden resucitar, los ciegos recobran la vista, los accidentes mortales no matan y las peleas no dejan huella, pero ¿a todos por igual? Por supuesto que… ¡no! Sólo unos cuantos elegidos gozan del favor de los guionistas.
Y, para acabar, lo más llamativo para cualquiera que haya visto siquiera diez minutos de la serie: el exceso de excesos. Exceso de violencia, de sangre, de sexo, de depravación, de maldad, de egoísmo, etc. Y es que cuando se utiliza una muerte para atraer al espectador, bueno. Pero si se usan más de diez (por decir un número a la baja) en cada capítulo es una matanza. Si se ve una decapitación justificada, pase. Pero si se destripan, mutilan, se comen corazones o se tiran a niños por la ventana sin vacilar, es una barbaridad. Si se muestra una escena de sexo explícito, vale. Pero si el sexo es, además de explícito, entre hermanos, no consentido, de prostíbulo o del todo instintivo, se torna enfermizo. Y así es todo lo que rodea a los perturbados personajes de esta saga: venganzas, luchas, engaños, poder, honor, etc.
El juego de los excesos hace imposible la sutileza y el silencio, la sugerencia y la reflexión, en definitiva, impide todo aquello que nos lleva a valorar una historia, lo que cuenta y cómo lo cuenta. Narrar, a golpe y porrazo, sin mesura ni razón está al alcance de muchos y, si tienes dinero, haces Juego de tronos. Ver, sin mesura y sin razón, también está al alcance de todos, por eso triunfa Juego de tronos.
Y lo peligroso de esta serie es que es fácil “engancharse” a los personajes y a la historia. El corazón desbanca a la razón y acabamos por anestesiarnos (o justificarnos) ante tanta barbarie. Y aunque el mundo sea fantástico y sus personajes una invención literaria, en el fondo la maldad es maldad, el incesto es incesto, la violación, violación, el asesinato, asesinato y nada, ni los diez millones invertidos en cada capítulo, compensa la balanza. Lo que veamos visto está y ahí se queda. Y, ahora, que cada uno elija.
Firma: Mar Pons
Género: Serie
Subgénero: Fantástico
Año: 2011
Cadena:
Intérpretes: Alfie Allen, Emilia Clarke, Iain Glen, Jack Gleeson, Jason Momoa, Kit Harington, Lena Headey, Maisie Williams, Michelle Fairley, Nikolaj Coster-Waldau, Peter Dinklage, Sean Bean, Sophie Turner
Presentador: -
Juego de tronos adapta las novelas de la saga de fantasía épica Canción de Hielo y Fuego, escrita por George R.R. Martin. Se han publicado cinco libros y quedan dos por salir a la luz y cerrar la historia. En la ficción ya se han superado los libros, la sexta temporada se emitió antes de que Martin acabara el libro, y se espera el cierre en, por ahora, dos entregas más.
La serie lleva el sello de la cadena HBO y sus creadores, David Benioff y D.B. Weiss, no han regateado en los efectos de postproducción y han sabido recrear un mundo verdaderamente atractivo. La historia tiene lugar en Poniente, un continente de un mundo ficticio formado por Siete Reinos y donde las estaciones pueden durar años. La narración se centra en las violentas luchas, los engaños y las conspiraciones que surgen entre varias familias nobiliarias por el control del Trono de Hierro.
Su trama arranca quince años después de la guerra civil conocida como la Rebelión de Robert o la Guerra del Usurpador, en la que Robert Baratheon expulsó del Trono de Hierro a los Targaryen y se proclamó rey de los Siete Reinos de Poniente. Eddard ‘Ned’ Stark, Señor de Invernalia, se ve obligado a aceptar el cargo de Mano del Rey para descubrir la verdadera razón de la muerte de su predecesor. Una vez en Desembarco del Rey, la capital de los Siete Reinos, Ned se verá envuelto en una enrevesada trama de secretos. Mientras tanto, al otro lado del mar, el heredero al trono exiliado Viserys Targaryen casa a su hermana Daenerys con el líder de los dothraki, Khal Drogo, para formar una alianza que le permita recuperar el Trono de Hierro.
En el norte, como tercer hilo argumental, un inmenso muro custodiado por la Guardia de la Noche separa el continente de Poniente de los territorios del exterior, en los cuales empiezan a suceder una serie de extraños acontecimientos, acrecentados por la llegada del invierno.
Título original: Game of thrones
Creador: D.B. Weiss, David Benioff
Director: -
Guión: -
Productora: Grok! Studio, HBO, Television 360
Duración: 55'
País: EE.UU.