Ax Men Leñadores

La productora norteamericana Original Productions, funadada en 1997, se ha especializado en convertir oficios de riesgo en verdaderos espectáculos televisivos a través de la fórmula del docurreality. Suyos son, entre otros, Pesca radical y Carreteras del infierno, que han llegado a nuestro país presentando las situaciones más extremas de la pesca en alta mar y de la conducción de camiones por rutas imposibles. En 2008 estrenó en History Channel Ax Men leñadores, que aplica a la labor de la tala de árboles las líneas generales de estos dos espacios y, junto a ellos, se ha convertido en su programa referente y más exportado.

Ax Men recorre el día a día de diversas empresas madereras tratando de definir los mecanismos de un trabajo complejo, peligroso y, por lo general, bastante desconocido para gran parte del público. En esta faceta documental, el programa combina el toque informativo (en el que se detallan las diversas estrategias de los leñadores o el funcionamiento de la maquinaria que utilizan) con las tensiones y emociones generadas a partir de las arriesgadas acciones que conlleva este trabajo. Pese a no esconder su sentido efectista, es en esta dimensión donde el espacio posee verdaderas virtudes, consiguiendo, por muy extraño que pueda parecer en un principio, que la tala de un árbol se convierta en un fenómeno realmente interesante.

Sin embargo, toda la buena labor del programa se ve amenazada con la frecuencia con la que el “lado reality” de Ax Men aparece en escena. Lo que, en un principio, parece una acertada herramienta para dotar de realismo al espacio deriva en seguida, por necesidades de guión, en conflictos exagerados y poco creíbles. En ellos se da rienda suelta al enfrentamiento verbal, a las bromas y broncas al novato, y al afán de protagonismo de una serie de personajes dispuestos a incluir un taco cada cinco palabras.

Todo esto hace que esta apuesta de Xplora (que busca su sello identificativo en este tipo de programas) quede en un producto decente y atractivo al que, sin embargo, le pierde el tono y su gusto por la telerrealidad vulgar en varias fases de la emisión.  

Firma: Juan Xipell