¿Puedes seguir el ritmo?

articulo-vj-febrero-blogvj

No es fácil estar al día de las modas de los jóvenes: redes sociales, apps para smartphones, videojuegos y consolas. Justo cuando parece que hemos descubierto los títulos de moda o las aplicaciones que más se llevan, nuestros hijos nos sorprenden con un “papá, estás pasado de moda”.
¿Cómo podemos seguir en la onda? Lo cierto es que, por norma general, la mayoría de redes sociales y videojuegos –tanto de móviles como de consola– se parecen mucho entre sí. Por lo tanto, si sabemos lo que tenemos que controlar en unas, también lo sabremos en otras. Os presentamos los indicativos que nos pueden mantener alerta:

Edad recomendada
La Pan-European Game Information (PEGI) es una entidad que valora y cataloga los videojuegos según la edad a la que mejor se adecúan: +3, +7, +12, +16 y +18 años.
Asimismo, establece una serie de indicadores que ilustran qué contenidos podemos encontrar en el título en cuestión –como violencia, sexo, drogas, etc.– Además, desde hace unas semanas, tanto los juegos en versión digital como los de smartphone empiezan a mostrar este tipo de indicadores. Así es mucho más sencillo hacernos a la idea de sus contenidos.
Otra opción, que siempre está a nuestro alcance, es activar el control parental en las videoconsolas, permitiendo que sólo se ejecuten aquellos juegos que respeten los límites de edad que marquemos.

Ubicación y compartir
Especialmente en smartphones, muchos juegos y aplicaciones nos dan la opción de compartir el lugar donde nos encontramos. Del mismo modo, las consolas están cada vez más ligadas a las redes sociales, siendo posible subir fotos y datos con tan sólo apretar un botón. Debemos concienciar a los niños de los peligros que esto conlleva.

Mamá, quiero ser youtuber.
Cada vez con mayor frecuencia, los niños ven vídeos de otros jugadores que graban sus partidas. A veces, pueden resultar útiles para avanzar en el nivel donde nos hemos quedado atascados. Otras veces, sin embargo, el jugador en cuestión se dedica a hacer todo tipo de locuras, a cual más salvaje.
En general estas grabaciones vienen aderezadas con un vocabulario lleno de palabrotas y connotaciones sexistas y racistas. Debemos tener especial cuidado con qué vídeos y a qué youtubers siguen. ¿De qué sirve si no les dejamos jugar a un GTA pero pueden ver todo lo que se puede hacer en el juego?

Juego en comunidad y perfiles
Otro de los aspectos destacables es que el juego en línea se está convirtiendo en un apartado esencial en los videojuegos. De hecho, algunos como Star Wars: Battlefront (+16; PS4, XOne) se centran, casi exclusivamente, en esta opción. Otros, como los exitosos Clash of Clans (+7; iOS y Android) o Boom Beach (+7; iOS y Android), nos permiten crear nuestra comunidad o formar parte de una. Nada de esto tiene por qué ser negativo, aunque debemos limitarlo. Y es que, cada vez con mayor frecuencia, se están produciendo casos de discriminación y ciberbullying en estos grupos. No está de más ver con quién juegan.

¿Free-to-play?
Uno de los mayores engaños de los últimos años. El modelo de negocio free-to-play, por el cual no pagamos por descargar el título de turno y, sin embargo, nos abocan al micro pago. Especialmente en smartphones, muchos juegos nos permiten avanzar más rápido si compramos monedas, gemas u otros ítems por importes ridículos. Lo peor de todo es que la tienda está tan accesible como cualquier otro elemento del juego y, dado que todo está vinculado a una misma cuenta, nos podemos llevar algún que otro susto.
No debemos olvidarnos de restablecer las contraseñas para que los niños no puedan comprar sin quererlo o, por lo menos, sin un límite, o bloquear la opción de las compras desde las apps. Tampoco podemos olvidar que muchos juegos de videoconsola utilizan lo que se conoce como dlc -downloadable content-, es decir, contenidos digitales de pago que amplían la experiencia del título en cuestión.