Sentido y sensibilidad

Como una pieza artística de miniatura, el chino Ang Lee ha compuesto una película magistral, posiblemente la mejor de la temporada 1995-96. Escrita para el cine por la actriz y ahora productora Emma Thompson (que asimismo protagoniza el filme y ha ganado el Oscar ’95 al Mejor guión adaptado), esta delicada obra está basada en la novela homónima de Jane Austen y ya obtuvo el Oso de Oro del Festival de Berlín ’96. Nadie diría que está detrás de la cámara el autor de El banquete de boda (1991) y Comer, beber, amar (1994), sino más bien un cineasta inglés, flemático y racional hasta la saciedad. Sin embargo, el realizador taiwanés ha sabido reconstituir el espíritu de esa época pre-victoriana, con un tomavistas que parece más una paleta pictórica.

Rodada en escenarios naturales británicos, captados en su prodigiosa luminosidad, Lee ha contado con la gran interpretación de la Thompson (candidata al Oscar de Hollywood) y de la jovencísima Kate Winslet, además de los aquí convincentes Hugh Grant y Alan Rickman como respectivos partenaires. Sense and Sensibility ofrece, pues, un notable estudio de mentalidades, así como una recreación de tipos y ambientes que evocan los años del romanticismo europeo en todo su esplendor. No obstante, este melodrama de carácter femenino (no feminista, como ocurría con Carrington) posee cierta “lectura” actual, que si bien le aleja del clásico dramón decimonónico (la novela fue escrita hace 200 años), no por ello pierde el espíritu de la obra original, aunque incide en el humor y posee un tono de comedia crítico-satírica.

Veamos, si no, lo que manifestó el propio Ang Lee: “Cuando me pidieron que leyera el guión, por si me interesaba dirigirlo, me quedé de piedra… Comencé a leer aquello por curiosidad, Pero cuando terminé el tercer folio, Emma Thompson me había engatusado por completo. En aquellas páginas no había inglesas románticas, sino gente de ahora y de cualquier parte del mundo. Conocía la novela, pero no imaginaba que el guión sacase de ella un relato sobre las componendas y los ritos interiores de una familia tradicional de hoy, que es un asunto que me concierne, como me concierne las combinaciones entre Orgullo y prejuicio, entre comer y beber, entre hombres y mujeres. Es este tipo de cosas que le hacen a uno llegar al fondo de la vida lo mismo en el siglo XVIII que en el XX, lo mismo en Inglaterra que en China”.

Temática, por tanto, universal, que no se limita a la época romántica ni, estrictamente, a Gran Bretaña. El filme del binomio Lee-Thompson posee secuencias antológicas (recuérdese la del llanto final de Elionor, que raya lo sublime), donde la belleza exterior e interior (algunos encuadres parecen inspirados en Vermeer) produce un enorme placer estético en el espectador, que vale la pena deleitar y saborear, también éticamente. Sus diálogos están muy cuidados (asimismo hay que oírlos y sentirlos en inglés, pues su sonoridad original expresa mejor los sentimientos y el alma de los personajes) y su exquisitez ambiental (vestuarios incluidos) es acompañada por ese sentido común (criterio, han traducido algunos) y sensibilidad que retratan la condición humana, la sociedad occidental de ayer y de hoy. Pienso que si Jane Austen levantara la cabeza, y viera con qué ingenio y talento se ha puesto en escena el libro que escribió a los 20 años, aplaudiría emocionada.

Firma: Redacción

Extras DVD:

• Audio: inglés, español
• Subtítulos: inglés, español