Moonrise Kingdom

Éste es el séptimo título en la carrera cinematográfica de Wes Anderson como director. Además, en este caso, ha colaborado también en el guión con Roman Coppola (hijo de Francis Ford Coppola) y ha contado con la jugosa particularidad de haber inaugurado el reciente Festival de Cine de Cannes.

Anderson, considerado por muchos como uno de los directores más avanzados de los Estados Unidos, ha construido esta nueva película como una original fábula, en la que conjuga con maestría el albor de los jóvenes amores dentro de un entorno en el que la displicencia y los deslices de los mayores conviven en contraposición con aquella pureza de los primeros años.

Francamente genial el inicio del film con una virtual casa de muñecas que la cámara nos va mostrando paso a paso por cada una de las estancias en las que los protagonistas desarrollan su vida familiar.

Pese a que ilustres apellidos del cine como Bruce Willis, Bill Murray y Edward Norton añaden lógico atractivo a este nuevo film, es en realidad la pareja de jovencísimos enamorados la que mantiene el pulso durante la mayor parte de la acción. Los niños Jared Gilman y Kara Hayward se llevan la palma en esta singular producción norteamericana.

No obstante, la originalidad del guión y la ajustada realización de Wes Anderson (no olvidemos su participación en la trama argumental), sí echamos en falta una más explícita vibración anímica en el desarrollo de los personajes principales. Al tratarse en realidad de una fábula, podríamos decir que ha faltado en su diseño una pizca de ternura. Algo que, con toda seguridad, el director ha soslayado a conciencia, pero que algunos espectadores, al tratarse de un cuento, necesitaban con mayor intensidad.

En pocas palabras, un poco más de corazón. Valga la enmienda.

Firma: Joaquín Guitart