Los animales neoyorquinos más famosos de la gran pantalla vuelven con una aventura alocada y repleta de ritmo y diversión. Madagascar 3 es la mejor de la trilogía, no sólo por tener un guión ameno para todos los públicos, sino también por la mejora evidente en la animación y la técnica.
Si en las dos primeras entregas los parajes africanos eran los protagonistas, ahora Londres, Roma y Montecarlo son los escenarios escogidos para que esta pandilla haga de las suyas, con ayuda de los pingüinos, por las calles de estas ciudades europeas. La luz, el color y los fantásticos planos de los edificios más emblemáticos están creados al detalle con un acabado final muy realista. Y todo en 3D.
Con secuencias desternillantes y grandes dosis de acción en cadena, los directores han sabido elevar el nivel de sus antecesoras, introduciendo a los personajes de siempre y creando otros nuevos que rápidamente se hacen querer, como el león marino italiano o el tigre ruso. Sin olvidarnos de la peligrosa Chantel DuBois, quien protagoniza cada vez que sale en pantalla momentos de gran comicidad, sobre todo si se ve en versión original. Frances McDormand borda a la psicótica francesa.
A falta de una lógica compositiva (sobre todo por las elipsis evidentes), Madagascar 3 brilla por la excentricidad de su propuesta y la desfachatez exagerada en hacer un producto entretenido sin ninguna otra pretensión. Aunque sí hay moraleja: el hogar está donde tú quieres que esté, para poder vivir con pasión una existencia rodeada de amigos.
Fuera de toda aspiración, Darnell, Vernon y McGrath han sabido sacarle partido al decaimiento de la segunda parte para volver con un film distraído y con un buen nivel técnico para disfrutar con toda la familia.
Firma: Andrea Rodríguez
Extras DVD:
- Audio: español, inglés, catalán
- Subtítulos: español, inglés, portugués, catalán
- Un gran reparto
- Número de circo
- Escenas eliminadas
- Mezcla de música loca
- Comentario de los directores
El león Alex, la cebra Marty, la hipopótamo Gloria y la jirafa Melman están decididos a regresar como sea al Zoo de Central Park en Nueva York. Tras abandonar África, toman un desvío y emergen en Europa, persiguiendo a los pingüinos y chimpancés que se las han arreglado para hacer saltar la banca de un casino de Monte Carlo. Pronto, los animales son descubiertos por la capitana Chantel DuBois, una testaruda francesa encargada del control de animales. La pandilla encuentra el escondite perfecto en un circo ambulante en donde elaboran un plan para relanzar al circo, descubrir algunos nuevos talentos y llegar vivos a Nueva York.
