Los Goonies

Entre Richard Donner y Chris Columbus, no sé cuánto hay de uno o de otro, consiguieron crear uno de los clásicos cinematográficos que, seguro, ya tiene garantizado su hueco en el Olimpo de las obras cinematográficas.

La combinación de una genuina aventura de piratas, combinada con una comedia adolescente, algo atrevida para el momento, tuvo como resultado uno de los films más entretenidos, divertidos y emocionantes de la historia.

El guion de Columbus, basado en una historia de Steven Spielberg, despliega una galería de personajes míticos, desde los adolescentes (Mikey, Gordi, Bocazas, Data…), a los malvados Fratelli, pasando por Sloth, Troy o Rosanna, que aportan cada uno una característica peculiar e inolvidable a pesar del peso tópico que puedan tener.

A pesar del gamberrismo intermitente y de una imagen de la familia y las relaciones “románticas” algo frívola, en el fondo, Los Goonies es una defensa de la lealtad, la fortaleza y la sinceridad que deben primar en todas las realidades humanas.

Supone también un canto a la imaginación y a la lucha por los ideales que, aun siendo infantiles o excesivamente utópicos, impulsan a las personas a dar lo mejor de sí a la sociedad y a los demás. Chester Copperpot o Willy el Tuerto son ya referentes de ese mundo imaginario pero que hace que el real sea más llevadero e ilusionante.

Firma: Esther Rodríguez