La linterna roja

Con esta importante película, el cabeza de fila del nuevo cine chino Zhang Yimou cierra una trilogía crítico-evocadora sobre la historia de su país. Menos brillante que Sorgo rojo (1988) y Ju Dou (1990), pero más pulida estilísticamente, este premiado autor demuestra que sabe hacer cine de veras.

Rodada en escenarios naturales, su prodigiosa utilización del color -cuya viveza y originalidad recuerdan los ensayos cromatísticos de Eisenstein en La conjura de los boyardos (1946)- y narrativa ceremoniosa, así como la notable interpretación y expresiva banda sonora -coro incluido-, hacen de este film una obra artística de primer orden.

La linterna roja estuvo a punto de ganar el Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera, y obtuvo el León de Plata en la Mostra de Venecia’ 91. Basada en la novela Esposas y concubinas, de Su Tong, la magistral pieza de Yimou tiene una segunda lectura. Este joven realizador ofrece una parábola crítica sobre el status político de su país, a través de una historia ancestral. Con las tres películas citadas, quiere describir distintas actitudes de la China contemporánea. “El punto en común es que los tres personajes -ha dicho- combaten y sufren la sociedad feudal en que viven. Las diferencias es que son tres mujeres distintas, de carácter y corazón, que aportan situaciones parecidas según su personalidad y sentimientos. Con estos tres personajes he querido describir tres actitudes frente a un modelo social para tener una visión más amplia de la sociedad china”.

Actitudes que cabe interpretarlas como hiciera con agudeza un colega, la crítico Nuria Vidal: la evolución de China desde 1985. Un país activo, valiente y emprendedor -como la protagonista de Sorgo rojo “que intenta salir adelante y cambiar las cosas; una China que sufre la represión de 1989 (Tiannamen, en la metáfora de Jou Du), pero que aún resiste; y finalmente una China que se sumerge en la confusión y se pliega sobre sí misma, cerrando las puertas a cualquier influencia exterior”, en La linterna roja. De ahí la prohibición de la cinta por el actual Gobierno chino. Sobria en todos los sentidos, es una película minoritaria que sólo interesará al público intelectual.

Firma: Josep Maria Caparrós