El olivo

Bonita y entrañable historia la que nos trae la ya veterana Icíar Bollaín. Un relato familiar, generacional, costumbrista, comprometido, simpático y que invita a la reflexión.

El resultado fílmico, no obstante, es bastante irregular debido a algunas apuestas arriesgadas como el hecho de incorporar actores aficionados o el emplear alguna metáfora auditiva (la alternancia de sonido y silencio en la presentación) que hace que la película empiece ya de un modo poco fluido.

La inclusión de temas como la crisis tras la euforia financiera o la corrupción encuentran su hueco de una manera bastante coherente. Sin embargo, cuando se engancha con la mala paternidad, los abusos o la maldad de las grandes corporaciones resulta postizo y agotador.

Pasa lo mismo con el personaje de Alma. Algunos detalles sobre su personalidad están bien contados, como cuando suplica a Rafa tras la escena de los huevos o el amargor con el que se arranca mechones de pelo. Pero al no ser ella el tema principal, estas catas tan profundas en su comportamiento quedan aisladas y provocan más susto que impacto emocional.

A pesar de todo lo dicho, la fuerza de la propia historia acaba imponiéndose y, apoyada en la buena interpretación del trío protagonista, consigue concluir una película que se ve con agrado, de la que se sale muy satisfecho con el final y que nos invita a todos a pensar un poco más en lo que nos rodea y un poco menos en nosotros mismos.

Firma: Esther Rodríguez