Un seductor a la francesa

Laurent Tirard (El pequeño Nicolás, Un hombre de altura), junto a uno de sus guionistas habituales, labra una historia que se presenta como una comedia romántica a la antigua usanza. Sin embargo, tanto Tirard como Vigneron explicitan que no se trata de una adaptación decimonónica sino de un texto propio, a través de su mirada más desencantada y moderna hacia la moral.

La ambientación y dibujo de costumbres tienen un aire al retrato de la época de las guerras napoleónicas que, años antes, hacía Jane Austen. A eso se une la siempre eficaz guerra de sexos y contraste de caracteres y valores entre ambos protagonistas. También funciona el juego de confusiones, cartas falsas y simulaciones que configuran el subtexto más jugoso del film sobre la estrategia narrativa y el rol central que tiene que receptor.

Todo, aunque ya visto, va rodando con pocos problemas (con excepción de ese toque grotesco y golfo que deja bastante que desear) y con la fuerza y gracia de Mélanie Laurent y Jean Dujardin.

Firma: Lourdes Domingo