Mi querida cofradía

La productora de la academia de cine ESCAC lleva a cabo este largometraje que sirve como plataforma para dar un salto a todo su equipo, formado principalmente por gente que ha pasado por la escuela.

Mi querida cofradía atrapa desde un inicio gracias a su temática y el humor que tanto se arraiga en nuestras tierras españolas. Pero también deja claro desde el principio que estamos ante una película que no sobresale.

La interpretación es poco deslumbrante, pese a tener buenos secundarios y ha haber ganado el premio del Público a mejor actriz de reparto 2018 en el Festival de Málaga. Tampoco lo hace el tempo, los planos o la ejecución. Aún y así, es admirable lo que se puede conseguir con un par de localizaciones y el desarrollo de una trama que busca la intriga con puntos de humor. El resultado es semejante al de una entretenida obra de teatro.

Sí que es cierto que tópicos como el machismo y la religión vienen demasiado marcados en el mensaje. Por un lado, parece que le falte una tuerca a todos los hombres que aparecen en pantalla, mientras que las mujeres salen ensalzadas. También la imagen del sacerdote corrupto o la abuela pía enmarcan una Semana Santa llena de estereotipos. Sin embargo, no todo es malo, pues el folclore malagueño se retrata con mucho esmero y respeto, cosa que no pasó con El pregón, por ejemplo.

Marta Díaz parece haber limado todo aquello que quedaba fuera de tono para agradar a un mayor número de espectadores. Eso es de agradecer, aunque quizás le pediríamos que hubiera sido un poco más atrevida.

Firma: Carla Sciamma