Colossal

Nacho Vigalondo (Los cronocrímenes, Open windows) retoma el fantástico como motivo para la reflexión sobre los límites narrativos. Si en su medida Extraterrestre sabía enclavar la comedia y las relaciones humanas en medio de cierto suspense, en Colossal quiere adentrarse en terrenos más complejos. Estos van desde el homenaje, reinvención e hibridación del cine de monstruos orientales (kaiju eiga) hasta una trama de crecimiento frente al fracaso y al abuso.

Con todo esto y muchas pequeñas referencias cinéfilas, la película se transforma en un entretenimiento con vocación de seriedad en diversos momentos. El puzle que construye Vigalondo tiene algunas piezas que no encajan con suavidad y elegancia y, debido al surrealismo que baña la trama (algo habitual en su cine), consigue expulsar a unos cuantos espectadores.

Por ejemplo, mientras la analogía entre territorios y personajes funciona en los cánones en que se mueve el guión, algún personaje (sobre todo el supuesto antagonista) evoluciona en tres tramos demasiado desequilibrados por el afán de forzar giros.

No obstante, la seriedad con que Anne Hathaway y Jason Sudeikis se toman su papel y dejan entrar a Dan Stevens en la dialéctica urbe-ruralidad beneficia con mucho al film, que conectará con un público habitual de las propuestas delirantes del director cántabro.

Firma: Lourdes Domingo