Byzantium

En una época en la que el mundo de los vampiros se ha visto rebajada a simple caldo de cultivo de las pasiones adolescentes, Neil Jordan ofrece su particular aportación a los intentos de recuperar cierta madurez en el género, liderados por títulos como Déjame entrar. El cineasta irlandés ya abordó este motivo fantástico en otro de los grandes referentes modernos de este tipo de relatos, Entrevista con el vampiro, que dirigió en la década de los 90.

Byzantium construye un relato que marca con precisión los tiempos a la hora de desvelar una trama que recorre dos épocas mediante el uso del flashback, y que, en medio de una atmósfera absorbente, acude a ciertas claves y temas clásicos para acercarse (y dar algunas formas nuevas) a las esencias de la mitología vampírica. Jordan imprime un sugestivo aire legendario a esta obra que, sin muchas pretensiones pero con suficiente juego, intenta dar profundidad a sus personajes, marcados por los miedos y las condenas que implica la naturaleza de su ser.

Quizá desluzcan un poco el conjunto cierta sordidez de algunos pasajes (una de las protagonistas se dedica a vender su cuerpo como vía de supervivencia) y ese reiterado afán por exhibir escote de (una muy correcta, por otro lado) Gemma Arterton. Por ello, y por dosificados pero explícitos ramalazos de violencia, Byzantium es una opción para el público adulto que, pese a todo, es elegante y entretenida, y puede ofrecer más de una sorpresa a los amantes de su género.

Firma: Juan Xipell